09 agosto 2011

Reivindicando a: David Prowse

Es posible que a muchos el nombre de David Prowse no le diga nada, aunque con ser friki nivel bajo baste para saber que es uno de los grandes iconos de la historia del cine. Lo que ya es más complicado para estos enteradillos (entre los que me incluyo) es poner cara al bueno de David, porque si bien cualquier aficionado al cine que se precie recordará su papel más emblemático (por no decir su único papel emblemático), el nivel de frikismo debe aumentar para conocer su aspecto físico, ya que en contadas ocasiones se ha dejado ver al natural. Con esta sección, que tendrá más ediciones, pretendo dar su momento de gloria a esos "famosos desconocidos" que tal vez no recibieron los reconocimientos que merecían. Porque sí, Prowse encarnó a uno de los mejores villanos del cine, ¿pero quién sabría su nombre viendo una foto suya al natural?




¿Por qué quién es David Prowse? Pues Prowse era un chavalote nacido en Bristol, Inglaterra, al que desde jovencito le llamó la atención el mundo del deporte, el culturismo en concreto. De hecho llegó a participar y ganar concursos dentro de la disciplina. Pero el tiempo pasa y David, con sus dos metros de estatura y sus 118 kilos de músculo es tentado por el cine. Su debut ya vino marcado por lo que sería su tónica dominante ya que en su primera aparición en pantalla... ya salió irreconocible. La película era Casino Royale (1967) y su caracterización del monstruo de Frankenstein no aparecía ni en los créditos de la cinta. Algo debió calar de su presencia porque repetiría un par de veces más encarnando al famoso monstruo en los años siguientes, pero por el camino se dejó ver al natural (quizás demasiado) en algún programa de televisión, alguno bastante conocido en España.






Efectivamente, David Prowse asomó luciendo cachas en un sketch de Benny Hill allá por 1969. No sé hasta que punto esta imagen simpática unida a sus títulos deportivos le llevó a ser la imagen de una campaña para concienciar a los niños ingleses para cruzar las calles por los sitios indicados, campaña a la que pertenece la imagen superior. Aunque él asegura que esta campaña es el trabajo del que se siente más orgulloso, lo cierto es que seguía interesado en triunfar en el campo interpretativo, pero los papeles que le daban, en general trataban de explotar esa imagen de forzudo.

De esa época, si hay una aparición digna de destacar es por la relevancia de la película más que por la importancia de su personaje. Una vez más, su condición de cachas le llevó a aparecer en La naranja mecánica como entrenador /guardaespaldas del escritor al que el "bueno" de Alex y sus drugos daban una paliza al ritmo de Singing in the Rain. Su papel era tan escaso y su recuerdo tan fugaz, que si no fuera por lo que vendría después, nadie recordaría su aparición en la cinta de Kubrick.

Pero llega 1977 y al fin David se cuela en una gran producción de Hollywood. George Lucas hace castings para su nueva película y las condiciones físicas de Prowse le encajan para dos personajes entre los que le da a elegir: Chewbacca y Darth Vader. "La gente siempre se queda con los villanos", pensó y acertó David, y su nombre entró a formar parte de la historia del cine.

Insisto en su nombre porque su cara, si no fuera por los actos promocionales, no la conocería casi nadie. En la foto de la derecha aparece en uno de esos actos junto a Harrison Ford y Peter 'Chewbacca' Mayhew, acompañados de los hobbits Carrie Fisher y Mark Hamill, y el chiquitín Kenny 'R2D2' Baker. En aquellos días David se las prometía muy felices, la película había creado una expectación sin precedentes y él era uno de los personajes destacados... o eso parecía en principio. Los primeros combates a espada láser con Alec Guinness no salían todo lo bien que esperaba el departamento de producción. Aunque las lucecitas chulas y los ruidos molones los aplicaban en la sala de efectos especiales, lo cierto es que los combates se rodaban con soportes reales para ayuda de los actores. El problema es que Prowse no controlaba sus excesivas fuerzas y se las cargaba todas, y los señores que ponían el dinero pensaban que aquello no estaba bien. ¿Solución? Las escenas de lucha las haría un especialista: Bob Anderson. Pero ahí no acabó todo. George Lucas empezó a visionar lo ya rodado y descubrió algo que no le gustaba en absoluto. La voz de Prowse bajo la máscara, lejos de evocar a un malvado villano sin escrúpulos, mostraban a un hombre amable y de buenas maneras. De hecho entre bromas sus compañeros de reparto le apodaron Darth Farmer (granjero en inglés).






Efectivamente, la voz de Darth Vader era cualquier cosa menos intimidante. Es como si en España le hubiera doblado Luis Merlo. ¿Solución, otra vez? Cambiarle la voz por la más grave y sonora de James Earl Jones. Y todos contentos. Bueno, todos menos Prowse, que según él afirma, se enteró de la maniobra en la noche del estreno cuando descubrió en directo que le habían quitado la voz. Pero seguro que el mosqueo le duró poco. La película superó todas las expectativas y en seguida se vio firmando un contrato para hacer dos nuevas apariciones galácticas.

Mientras esos rodajes llegaban, otros tenían luz verde para empezar a rodar, y si La guerra de las galaxias era la sensación de 1977, el hit de 1978 tenía nombre propio: Superman. Un personaje tan emblemático necesitaba de un actor con carisma. Los productores se debatían entre apostar por una estrella consolidada (se barajaron los nombres de Warren Beatty, Robert Redford, Nick Nolte, James Caan o Burt Reynolds) o por alguien que aportara el físico que precisaba el hombre de acero, y ahí se plantearon dos nombres que empezaban a asomar por Hollywood: Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger. ¿Alguien se imagina a estas alturas a alguno de ellos como Clark Kent? Ni a estas ni aquellas porque el elegido para dar forma a Superman fue David Prowse... más o menos. Al final, como todo el mundo sabe ahora, el papel recayó en el desconocido Christopher Reeve y la experiencia culturista de Prowse le ayudaron a poner en forma su cuerpo hasta alcanzar el físico que dejan entrever las mallas en la pantalla. No sé que pensará David de todo esto, pero una vez más él "puso" el cuerpo y otro se llevó la fama.

Pero llegó El retorno del jedi (1983) y leyendo el guión una sonrisa tuvo que venirle a la cara. ¡Darth Vader iba a mostrar su rostro en una escena clave de la película! ¡Al fin el mundo reconocería al hombre tras la máscara! Pues no, George Lucas se la volvió a jugar. A la hora de la verdad, el rostro que vimos pertenece a un veterano actor llamado Sebastian Shaw del que no hay nada reseñable que destacar en toda su filmografía.

¿Y por qué? Pues según algunas fuentes, fue la venganza de George Lucas a unas supuestas filtraciones del guión que Prowse habría hecho a la prensa. Prowse lo negó todo, pero Lucas no le perdonó y de esta forma le privó de su minuto de gloria en pantalla. No sé que grado de culpa tuvo este incidente, pero desde entonces Prowse practicamente se desvinculó del mundo del cine, centrándose en su campaña de orientación infantil y en el gimnasio que abrió en Londres y que dirige junto a su hermano Bob. Aunque su salud ha estado delicada recientemente, a sus 76 años sigue participando esporádicamente en conferencias y firmas de autógrafos relacionados con su personaje más célebre. Según su página web oficial, hace pocas fechas se dejó ver por Mallorca.

A lo largo del universo Star Wars, seis son los nombres asociados a Darth Vader (siete si incluimos merecidamente a Constantino Romero): Bob Anderson (lucha), James Earl Jones (voz), Sebastian Shaw (cara), Jake Lloyd (infancia) y Hayden Christensen (adolescencia y acercamiento al lado oscuro) fueron cinco de ellos, pero sin lugar a dudas, si uno de los seis se merece todos los reconocimientos ese es el gran David Prowse.


2 comentarios:

  1. Muchas felicidades. Según lo he ido leyendo me ha ido enganchando y encantando. Está redactado de una manera impecable (si no fuera así podría decírselo, es mi hermano) y además me ha parecido muy interesante. Un beso.

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  2. Muy interesante. Si señor.

    Tu amigo Tomás

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