25 febrero 2012

OSCARS 2012 (V): MEJOR PELÍCULA

Y por supuesto, el premio gordo. Cuando apenas quedan 48 horas para el comienzo de la 84 entrega de los premios de la academia de cine estadounidense, también conocidos como los Academy Awards, más conocidos como los Oscars de Hollywood. La mayor parte de su historia (de 1929 a 1931 y desde 1944 hasta 2009) las nominadas en este apartado han sido cinco. Quizás las críticas a que películas como El caballero oscuro o Wall·e se quedaran fuera de competición y una pérdida considerable de la audiencia sobre todo más joven, provocaron que se abriera el abanico de películas nominadas pasando a un mínimo de cinco y un máximo de diez elegidas por un complejo sistema de votación que, si algún día soy capaz de entender del todo, igual trato de explicar. El problema surgirá el año que aún habiendo 10 nominadas se quede fuera alguna digna de mención, porque en años como éste que las nominadas se han quedado en nueve, se ha colado alguna que igual no debería haber llegado ni hasta ahí. Aunque parece que hay una clara favorita, si queremos anticiparnos a que abran su sobre puede servirnos ver quién gana como mejor director. En un altísimo porcentaje de veces ambos premios han ido de la mano. Eso sí, tan solo tres veces en su historia ha ganado una película por la que su director no estaba ni nominado, con lo cual se puede descartar automáticamente alguna de ellas. 



Para darle algo de emoción al artículo -y que narices, para que lo leias hasta el final- empezaremos comentando las que menos posibilidades tienen y acabaremos con las favoritas:



War Horse (Caballo de batalla): Aparte de que no ha tenido la acogida que las películas de Spielberg suelen tener, el no estar su director ni nominado practicamente le resta todas las posibilidades. Además, pese a tener 6 nominaciones, casi todas son de tipo técnico: Fotografía, banda sonora, sonido y montaje de sonido y dirección artística. Vamos, para una cinta de Spielberg eso es lo que viene en llamarse la morralla. Yo diría incluso que si está nominada a mejor película es por ser quien es su director.

El árbol de la vida: Promocionada como "La película del año", lo cierto es que los que la han visto se dividen entre los que la adoran y los que quemarían hasta el último fotograma de lo que consideran paja mental del señor Malick. Ese extremismo ayuda a descartarla del premio final ya que las cintas premiadas normalmente, por los gustos conservadores de los académicos con derecho a voto, tienden precisamente a elegir películas que gusten al mayor público posible. De llevarse un premio está bien situado para el de fotografía, sin más.

Tan fuerte, tan cerca: La influencia de los hermanos Weinstein sobre los votantes de premios americanas es digna de estudio. Vale que como productores saben apostar por los productos que huelan a éxito ya sea en taquilla o en premios - prerefiblemente en ambos-, y ser los distribuidores de The Artist en Estados unidos viene a apoyar ese criterio. Lo malo es que consiguen casi todos los años colar algún título del que nadie espera nada y al que la crítica, por decirlo suavemente, le ha dado un par de capones. La cuarta película de Stephen Daldry es esa cinta este año. No tiene opciones.


Moneyball: Rompiendo las reglas: Las películas con deporte de fondo, y más si este deporte es un orgullo nacional como el beisbol, suele estar bien presente en los Oscars. Eso sí, raramente han ganado como Mejor película - Rocky, Carros de fuego y Million Dollar Baby son las excepciones- pero algún premio acaban rascando. Si tienen una baza potente es la de Mejor montaje porque ninguno de sus dos actores nominados - Brad Pitt y Jonah Hill- parten entre los favoritos y Aaron Sorkin ya ganó el año pasado al Mejor guión adaptado por La red social y no parece probable que repita este año.

Criadas y señoras: Tiene todos los alicientes para haber sido facilmente la ganadora cualquier otro año con menos competencia. Adapta una novela de éxito, hace reir, hace llorar, tiene una fotografía atractiva y tres de sus actrices están nominadas siendo dos de ellas muy favoritas en sus categorías. ¿Cual ha sido el fallo? Que en los premios no solo hay que tener buena moto, hay que saber venderla, y ese es el hándicap de la cinta de Tate Taylor, que no tiene a nadie de peso que haya sabido vender el potencial de una de las cintas de este año que mejor se recuerden dentro de una década.

Midnight in Paris: Desde 1977 no gana una película de Woody Allen - Annie Hall- y desde 1987 no está ni nominado a Mejor película - Hannah y sus hermanas-. Aunque ha colado a alguno de sus intérpretes en muchas nominaciones e incluso algún premio (hola Penélope), su última nominación directa fue en 2006 por el guión de Mach Point. Aparte de que siempre se ha dicho que su cine gusta más en europa que en su propio país, es posible que sus compatriotas no terminen de perdonarle que el año que decidieron homenajearle él prefiriera quedarse en Nueva York para tocar el clarinete. En cualquier caso, que vuelvan a acordarse de él ya es suficiente buena noticia. Woody está de vuelta.


The Artist: Es la gran favorita. Es original, está muy bien hecha y rinde homenaje a una época concreta del auge de Hollywood: el pase del cine mudo al sonoro. Y lo hace con las mismas herramientas, en blanco y negro y con el único acompañamiento de la banda sonora. Llega con 10 nominaciones de las que parte como favorita en varias de las más importantes: Película, director, actor principal, banda sonora, dirección artística,... Ha arrasado en buena parte de los premios. Que no ganara el domingo sería una gran sorpresa.

Los descendientes: Ha sido la gran rival de The Artist durante la temporada de premios y parece ser la gran alternativa. Pocas comedias han salido ganadoras en el premio más importante de la gala y eso mantiene vivas las esperanzas de la cinta de Alexander Payne. El duelo llega hasta sus protagonistas, siendo Dujardin y Clooney los favoritos por ese orden al premio de Mejor actor. Yo no apostaría por ella, pero habrá que tenerla en cuenta hasta el final.

La invención de Hugo: Estoy convencido de que si esta película no llega mejor considerada a los premios gordos del año es porque todo el mundo tenía una cuenta pendiente con Martin Scorsese y fueran a liquidarla hace tan solo cinco años por una cinta que tampoco se lo merecía demasiado (Infiltrados). Saldada la deuda, no parece haber impresionado demasiado su último trabajo pese a ser su película más redonda desde Casino. Martin ha hecho su propio homenaje a los orígenes del cine pero se ha encontrado con otra cinta que cuenta algo muy parecido pero en dirección contraria: Scorsese se fue a Francia y los franceses se fueron a Hollywood. Y encima la otra película ha gustado más a los votantes. Grave error. Si de mí dependiera tendría el Oscar asegurado.

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